El tren Trochita es parte de la historia de la Patagonia Argentina. Gracias a éste pequeño tren surgieron muchos pueblos, que posteriormente sufrieron con su decadencia. Si bien el paso del tiempo lo relegó tecnológicamente, el viejo ferrocarril se volvió uno de los patrimonios históricos y culturales más valiosos. Es un símbolo del esfuerzo de aquella gente en una tierra tan hermosa como agreste. Turistas de todas partes del mundo, que visitan la Patagonia Argentina, hacen su parada obligatoria para conocer al pequeño sobreviviente.
Un grupo de entusiastas del tren Trochita, que cuenta con gente de toda la región desde Esquel hasta El Maitén, sumado a viejos ferroviarios junto a otros aún en actividad, crearon la Asociación Civil que intenta mantener vivo este ferrocarril a toda costa. La Asociación Amigos de La Trochita ha colaborado para desarrollar el área histórica que los turistas actualmente disfrutan.
Es notable la longitud de su trayecto, que con 402 Km. es absolutamente inusual para trenes de trocha económica de 0,75 m en que fue construido este ramal. Se intenta mantener el servicio original, y en particular el funcionamiento de sus legendarias locomotoras a vapor del año 1922, aún funcionando en buenas condiciones. Dichas locomotoras son consideradas piezas únicas por una de las propias empresas fabricantes.
El trencito recorre un hermoso paisaje de la pre-cordillera patagónica sorteando más de 600 curvas. Se detiene obligadamente para abastecerse de agua varias veces a lo largo del trayecto. En 1992, el poco atinado Estado Nacional intentó interrumpir el ramal del viejo tren, pero el alarmismo generado en la población sumado a los esfuerzos y la oportuna intervención de los Estados Provinciales de Río Negro y Chubut, salvaron a este patrimonio histórico nacional.
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